Las yeguas de Diomedes
Rápido como el rayo, Heracles agarra a Diomedes y
lo arroja al pesebre de los animales más cercano. El olor de la carne humana
fresca acaba por despertarlos del todo y, antes de que Diomedes tenga tiempo de
hacer el menor gesto, las bestias se lanzan sobre él y lo devoran vivo.
—
Anne Catherine , “Los trabajos de Heracles”
Leyenda
Heracles, el
nacido como Alceo y portador de la gloria de Hera, tuvo que ponerse al servicio de la persona que más odiaba en el mundo, Euristeo, a modo de penitencia por
sus horribles actos. El octavo paso que dio hacia el éxito le condujo hasta
el reino del gigante Diomedes, que poseía 20 fieras yeguas que se alimentaban
de carne humana. Diomedes había nutrido a esas bestias inmundas con la carne de
sus visitantes, y Heracles debía arrebatárselas vivas y conducirlas
hasta Micenas para entregárselas a Euristeo. Partió junto con valerosos seguidores, y cruzando los mares llegó
a Tracia, donde se enfrentó a los terribles guerreros bístones. Al llegar al
establo Heracles venció una a una a todas las yeguas, que estaban encadenadas a
los muros de piedra, dejándolas inconscientes a golpes con su porra. Cuando
hubo vencido al terrible rebaño apareció Diomedes para frustrar el robo,
creyéndolas muertas y tras un poderoso intercambio de golpes las yeguas
empezaron a despertar. Al percatarse el gigante Diomedes de que sus mascotas
estaban sanas y salvas, se alegró y distrajo el tiempo suficiente para que
Heracles pudiera propinarle un golpe fatal que lo dejó impedido. Aún con vida y
completamente consciente, Diomedes fue arrojado al alcance de las yeguas, y sin
que pudiese hacer nada para evitarlo fue devorado brutalmente. Tras el
sangriento espectáculo Hércules las dejó al cuidado de su amigo y aliado Abdero
para acabar con el resto de los hombres de Diomedes antes de trasladarlas. Pero
las desgracias aún no habían acabado para Heracles, en un descuido una de las
yeguas mordió a Abdero y tiró de él hasta que todas las yeguas pudieron
alcanzarlo. Cuando Heracles llegó su amado Abdero había sido consumido por las yeguas.
Se dice que finalmente las yeguas fueron liberadas en lo alto del monte Olimpo,
y se especula acerca de su final a manos de las alimañas que allí vivían,
aunque podrían haber sobrevivido.
Descripción
Las poderosas
diomedas podrían parecer yeguas normales, quizás más musculosas de lo normal,
pero sin ningún tipo de distintivo en su apariencia física. La diferencia
radica en su comportamiento y en su ascendencia genética. Las diomedas
descienden de las horribles yeguas de Diomedes, y allí en el monte Olimpo estas
criaturas debieron pasar por terribles torturas y alimentarse de seres que ni
siquiera aparecen en la mitología, así que desarrollaron capacidades que las
ayudaron a sobrevivir en tan inhóspito lugar y las convirtieron en efectivas
cazadoras. Todas las crías de ésta especie nacen hembras a no ser que el padre
sea un caballo normal, así que el progenitor de las diomedas sigue siendo
totalmente un misterio. Existen descendientes de las diomedas machos, que a pesar
de no poseer ningún poder especial siguen siendo fieros, musculosos,
resistentes, y con una esperanza de vida cercana a los 50 años. Las diomedas
siguen alimentándose preferentemente de carne humana, viven cerca de 100 años,
y pueden hacerse pasar por caballos normales para lograr que sus desprevenidas
presas se acerquen a ellas. La mayoría vive en estado salvaje en los bosques de
Europa, y sus descendientes normales pueden llegar a ser domesticadas por
mortales como si de caballos salvajes se tratase.
Destino futuro
Realmente a
nuestros días no ha llegado ninguna diomeda, su extinción fue a partir del año
1600 aproximadamente, cuando la descendencia de estas criaturas dejó ser
considerada como diomedas y las verdaderas murieron por causas naturales. Al
parecer los progenitores de diomedas reales fueron desapareciendo a medida que
la tecnología humana crecía y sus ciudades se expandían rápidamente.
Imagen
Las diomedas
puras parecen espléndidas yeguas, musculosas y bien cuidadas, y aunque sería
imposible descubrir a que raza pertenecen, es obvio que son de sangre caliente.
El pelaje de las diomedas es brillante y áspero, muy desagradable al tacto, sus
cascos son de color negro mate, y parece que su oscuridad atraiga y haga
desaparecer la luz. Sus crines son alargadas y hermosas, y el color de su pelo
puede variar entre chocolate, avellana y blanco. Su dentadura es afilada,
aunque poseen unas muelas romas y resistentes capaces de partir hueso con suma
facilidad. Este grácil animal puede ser el más elegante al trotar repicando sus
cascos contra el suelo, o el más aterrador al aproximarse silenciosamente a
tanta velocidad que ni los ojos pueden seguirlo.
Sugerencias de interpretación
Debes saciar tu
hambre, tu infinita hambre. Quizás puedas aliarte con los poderosos seres que
habitan los bosques nocturnos del viejo continente, o tal vez alguna criatura
resulte merecedora de tu compañía. De cualquier manera, lo importante es que tu
aliado sea lo suficientemente fuerte como para ayudarte a sobrevivir, o como para
servir de cebo mientras escapas. Las estúpidas y las débiles murieron en el
Olimpo, y ya han sido suficientes bajas. Los seres humanos no son compañeros de
fiar, torturan a tus parientes equinos, los tratan como a esclavos y payasos, y
lo único que merecen es saciar tu hambre siempre y cuando sea necesario.
Rasgos
Atributos: Fuerza 5, Destreza 6, Resistencia 5,
Carisma 2, Manipulación 2, Apariencia 5, Percepción 5, Inteligencia 2, Astucia 5.
Habilidades: Alerta 2, Atletismo 4, Consciencia 3,
Empatía 3, Esquivar 2, Pelea 3, Depredación 6, Esconderse 5, Evasión 4,
Intimidación 3, Sigilo 3, Supervivencia 3, Lenguaje Animal 1.
Elemento: Agua (Cáustico revolucionario).
Fuerza
de Voluntad: 5.
Niveles
de Salud: OK x4, -1,
-3 x2, -5 x2, Incapacitado.
Ataques/Poderes: Pisoteo o coz (6 dados), mordisco (Fuerza
+1), Apetito extravagante (2)[1],
Compulsión (3)[2], Colmillos (6)[3],
Instinto de orientación (2)[4],
Paso en la Sombra (4)[5],
Sentidos Agudos (1)[6], Tímido[7],
Velocidad (10), Vinculación (5)[8].
[1] Las diomedas se alimentan de
la carne de sus presas recién matadas, aunque prefieren la carne humana.
[2] Las diomedas no consienten
dejar presas muertas enteras, por lo que si matan algo deben devorarlo.
[4] Las diomedas pueden realizar una tirada de
Percepción + Consciencia cuando un obstáculo le impida llegar a su destino.
[6] Resta 3 a la dificultad de cualquier tirada
relacionada con el oído.
[7] Le espantan las multitudes.
La diomeda tiene -1 dado cuando se encuentra rodeada de humanos, y -2 cuando
está interactuando, a no ser que esté atacando o huyendo, en cuyo caso no hay penalización.