jueves, 4 de agosto de 2016

Las yeguas de Diomedes

Las yeguas de Diomedes
Rápido como el rayo, Heracles agarra a Diomedes y lo arroja al pesebre de los animales más cercano. El olor de la carne humana fresca acaba por despertarlos del todo y, antes de que Diomedes tenga tiempo de hacer el menor gesto, las bestias se lanzan sobre él y lo devoran vivo.
        Anne Catherine , “Los trabajos de Heracles
Leyenda
Heracles, el nacido como Alceo y portador de la gloria de Hera, tuvo que ponerse al servicio de la persona que más odiaba en el mundo, Euristeo, a modo de penitencia por sus horribles actos. El octavo paso que dio hacia el éxito le condujo hasta el reino del gigante Diomedes, que poseía 20 fieras yeguas que se alimentaban de carne humana. Diomedes había nutrido a esas bestias inmundas con la carne de sus visitantes, y Heracles debía arrebatárselas vivas y conducirlas hasta Micenas para entregárselas a Euristeo. Partió junto con valerosos seguidores, y cruzando los mares llegó a Tracia, donde se enfrentó a los terribles guerreros bístones. Al llegar al establo Heracles venció una a una a todas las yeguas, que estaban encadenadas a los muros de piedra, dejándolas inconscientes a golpes con su porra. Cuando hubo vencido al terrible rebaño apareció Diomedes para frustrar el robo, creyéndolas muertas y tras un poderoso intercambio de golpes las yeguas empezaron a despertar. Al percatarse el gigante Diomedes de que sus mascotas estaban sanas y salvas, se alegró y distrajo el tiempo suficiente para que Heracles pudiera propinarle un golpe fatal que lo dejó impedido. Aún con vida y completamente consciente, Diomedes fue arrojado al alcance de las yeguas, y sin que pudiese hacer nada para evitarlo fue devorado brutalmente. Tras el sangriento espectáculo Hércules las dejó al cuidado de su amigo y aliado Abdero para acabar con el resto de los hombres de Diomedes antes de trasladarlas. Pero las desgracias aún no habían acabado para Heracles, en un descuido una de las yeguas mordió a Abdero y tiró de él hasta que todas las yeguas pudieron alcanzarlo. Cuando Heracles llegó su amado Abdero había sido consumido por las yeguas. Se dice que finalmente las yeguas fueron liberadas en lo alto del monte Olimpo, y se especula acerca de su final a manos de las alimañas que allí vivían, aunque podrían haber sobrevivido.
Descripción
Las poderosas diomedas podrían parecer yeguas normales, quizás más musculosas de lo normal, pero sin ningún tipo de distintivo en su apariencia física. La diferencia radica en su comportamiento y en su ascendencia genética. Las diomedas descienden de las horribles yeguas de Diomedes, y allí en el monte Olimpo estas criaturas debieron pasar por terribles torturas y alimentarse de seres que ni siquiera aparecen en la mitología, así que desarrollaron capacidades que las ayudaron a sobrevivir en tan inhóspito lugar y las convirtieron en efectivas cazadoras. Todas las crías de ésta especie nacen hembras a no ser que el padre sea un caballo normal, así que el progenitor de las diomedas sigue siendo totalmente un misterio. Existen descendientes de las diomedas machos, que a pesar de no poseer ningún poder especial siguen siendo fieros, musculosos, resistentes, y con una esperanza de vida cercana a los 50 años. Las diomedas siguen alimentándose preferentemente de carne humana, viven cerca de 100 años, y pueden hacerse pasar por caballos normales para lograr que sus desprevenidas presas se acerquen a ellas. La mayoría vive en estado salvaje en los bosques de Europa, y sus descendientes normales pueden llegar a ser domesticadas por mortales como si de caballos salvajes se tratase.
Destino futuro
Realmente a nuestros días no ha llegado ninguna diomeda, su extinción fue a partir del año 1600 aproximadamente, cuando la descendencia de estas criaturas dejó ser considerada como diomedas y las verdaderas murieron por causas naturales. Al parecer los progenitores de diomedas reales fueron desapareciendo a medida que la tecnología humana crecía y sus ciudades se expandían rápidamente.
Imagen
Las diomedas puras parecen espléndidas yeguas, musculosas y bien cuidadas, y aunque sería imposible descubrir a que raza pertenecen, es obvio que son de sangre caliente. El pelaje de las diomedas es brillante y áspero, muy desagradable al tacto, sus cascos son de color negro mate, y parece que su oscuridad atraiga y haga desaparecer la luz. Sus crines son alargadas y hermosas, y el color de su pelo puede variar entre chocolate, avellana y blanco. Su dentadura es afilada, aunque poseen unas muelas romas y resistentes capaces de partir hueso con suma facilidad. Este grácil animal puede ser el más elegante al trotar repicando sus cascos contra el suelo, o el más aterrador al aproximarse silenciosamente a tanta velocidad que ni los ojos pueden seguirlo.
Sugerencias de interpretación
Debes saciar tu hambre, tu infinita hambre. Quizás puedas aliarte con los poderosos seres que habitan los bosques nocturnos del viejo continente, o tal vez alguna criatura resulte merecedora de tu compañía. De cualquier manera, lo importante es que tu aliado sea lo suficientemente fuerte como para ayudarte a sobrevivir, o como para servir de cebo mientras escapas. Las estúpidas y las débiles murieron en el Olimpo, y ya han sido suficientes bajas. Los seres humanos no son compañeros de fiar, torturan a tus parientes equinos, los tratan como a esclavos y payasos, y lo único que merecen es saciar tu hambre siempre y cuando sea necesario.
Rasgos
Atributos: Fuerza 5, Destreza 6, Resistencia 5, Carisma 2, Manipulación 2, Apariencia 5, Percepción 5, Inteligencia 2, Astucia 5.
Habilidades: Alerta 2, Atletismo 4, Consciencia 3, Empatía 3, Esquivar 2, Pelea 3, Depredación 6, Esconderse 5, Evasión 4, Intimidación 3, Sigilo 3, Supervivencia 3, Lenguaje Animal 1.
Elemento: Agua (Cáustico revolucionario).
Fuerza de Voluntad: 5.
Niveles de Salud: OK x4, -1, -3 x2, -5 x2, Incapacitado.
Ataques/Poderes: Pisoteo o coz (6 dados), mordisco (Fuerza +1), Apetito extravagante (2)[1], Compulsión (3)[2], Colmillos (6)[3], Instinto de orientación (2)[4], Paso en la Sombra (4)[5], Sentidos Agudos (1)[6], Tímido[7], Velocidad (10), Vinculación (5)[8].




[1] Las diomedas se alimentan de la carne de sus presas recién matadas, aunque prefieren la carne humana.
[2] Las diomedas no consienten dejar presas muertas enteras, por lo que si matan algo deben devorarlo.
[3] Sus mordiscos son agravados.
[4] Las diomedas pueden realizar una tirada de Percepción + Consciencia cuando un obstáculo le impida llegar a su destino.
[5] Puede mezclarse con las sombras.
[6] Resta 3 a la dificultad de cualquier tirada relacionada con el oído.
[7] Le espantan las multitudes. La diomeda tiene -1 dado cuando se encuentra rodeada de humanos, y -2 cuando está interactuando, a no ser que esté atacando o huyendo, en cuyo caso no hay penalización.
[8] Puede compartir un sentido con su vínculo. La distancia máxima son unos 800 metros.

Dioses cabríos, las Bakcheias

Las bakcheias son en realidad creación mía y no hay ningún precedente en la mitología, sino que he creado yo mismo una quimera basándome en varias leyendas.

Las Bakcheias
Corre el vino a torrentes, dejando manchas semejantes a la sangre; comienzan las conversaciones y las caricias obscenas.
        Eliphas Levi , “Dogma y ritual de la Alta Magia
Leyenda
Se dice que la cabra Amaltea amamantó al mismísimo Zeus con su leche, que la poderosa Juna protegió los matrimonios bajo la forma de una cabra, que las magníficas hieracoesfinges protegían los templos egipcios y que el semidiós Pan, mitad cabra y mitad humano, fue venerado en Arcadia al proteger a los rebaños y a los pastores para que pudiesen alimentar a sus familias. Sin embargo, Pan también fue relacionado con la fertilidad y el sexo, haciendo especial hincapié en el desenfreno de la lujuria del hombre. La adoración a las cabras les confirió a estos animales poderes que fueron representados por entidades como los faunos y los sátiros, criaturas muy semejantes pero cuyos cometidos diferían en extremo. Los sátiros eran criaturas perversas y sedientas de sexo que seguían a Dioniso, un dios del vino obsesionado con el éxtasis, las orgías y los orgasmos, hasta el punto de que él mismo poseyó a las Ménades, divinidades femeninas que le criaron y alimentaron en el monte de Nisa, una ninfa a la que Hermes encomendó Dioniso para que lo protegiese de la ira de Hera.
Las Ménades cayeron en una mística locura tras consumar con Dioniso, volviéndose mujeres salvajes que vagaban en busca de hombres de los que abusar sexualmente, a los que castigaban con sufrimientos y placeres desconocidos para el resto de mortales, hasta el punto de que estos hombres morían durante el éxtasis con estas mujeres, mutilados e intoxicados mientras estas ninfas desenfrenadas ingerían su carne cruda y desgarrada. Dioniso tenía la capacidad de otorgar lo que se conoció como “la libertad de la normalidad”, un tipo de locura que según se especula podía permitir la comunicación con las almas de los muertos.
Con la llegada del cristianismo, todas las deidades relacionadas con las cabras fueron demonizadas y a sus adoradores se les consideró herejes, hasta el punto de que realmente algunas de estas criaturas se vieron obligadas a volverse malvadas. Las bakcheias crecieron poderosas y aprovecharon los cultos herejes de los humanos para hacerse fuertes y convertirse en verdaderos demonios. Capaces de dotar a los humanos con algunos poderes de manipulación elemental del agua y el fuego, fueron los seres que presidían los aquelarres y orgías que empezaron a surgir como culto a estas entidades antaño benévolas.
Lo único que conservaron fue su insaciable apetito sexual. Las bakcheias podían poseer los cuerpos de los machos cabríos que se utilizaban para algunos rituales y fueron rápidamente confundidas con demonios mayores como Satanás. De hecho, el mismísimo Baphomet aprovechó este poder para presentarse en la Tierra. Baphomet, relacionado con la última desdendiente de Jesucristo y María Magdalena degeneró desde una forma muy semejante a la de Pan hasta convertirse en un demonio sádico y despreciable, que es la que se conoce hoy en día popularmente. La inocencia y la pureza que los cristianos arrebataron a las cabras jamás podrán ser devueltas y los pecados cometidos por los que las sacrificaron para expiar sus ofensas solo hicieron más poderoso su rencor.

Descripción
Las bakcheias nacen de la locura de Dioniso en algún momento de su vida anterior a la aparición de los sátiros, y estas criaturas fueron escogidas para representar la virilidad y la fertilidad. Algunas eran protegidas y veneradas mientras otras eran sacrificadas a distintas deidades para obtener su favor, fuera como fuese las bakcheias vivían entre las cabras normales, lucían colores pardos y amarillentos en sus pelajes y estaban contentas con la situación y el culto que las rodeaba. Sin embargo al llegar ciertas religiones las bakcheias se vieron afectadas por los miedos y odios de la gente, lo que las hizo cambiar y convirtió en los monstruos que son ahora.
Ahora gobiernan las reuniones de brujas, los aquelarres y las orgías, sirven de montura para demonios y hechiceras y simbolizan la blasfemia y el mal augurio.
Destino futuro
Las bakcheias se han ido convirtiendo gradualmente en espíritus capaces de poseer a los machos cabríos que se emplean en aquelarres y sacrificios realizados correctamente. Vieron su auge durante la edad Victoriana, cuando multitud de nobles y brujas se reunían en obscenos bailes de máscaras que degeneraban en orgías heréticas.
Imagen
Las bakcheias  son cabras velludas de largo y suave pelaje negro y ojos rojos con una característica pupila alargada cruzando su iris de lado a lado. Sus dentaduras parecen totalmente normales, excepto por el detalle de que poseen caninos lobunos. Sus pezuñas negras y ásperas como el carbón pueden ser silenciosas cómo las almohadillas de los gatos o sonoras como las pezuñas de los caballos, están distribuidas en 3 dedos capaces de agarrarse hasta en los terrenos más escarpados. Poseen cornamentas que pueden ser de 2 o 4 cuernos, enroscados o en espiral, hecho del mismo material que sus pezuñas e increíblemente resistentes.
Para comunicarse pueden emitir los balidos característicos de las cabras e incluso comunicarse en la lengua humana del lugar en el que habite. Suelen desplazarse corriendo rápidamente de un lugar a otro, aunque pueden modificar su forma para andar erguidas, conservando su pelaje y su cabeza de carnero y algunas pueden incluso volar mágicamente, aunque siempre sin dejar de trotar. Embisten y propinan coces sin piedad si se ven envueltas en una pelea, pero también pueden emplear sus colmillos para rasgar la carne de sus enemigos y sienten un gran aprecio por la sangre humana y el vino.


Sugerencias de interpretación
Odias a la humanidad que te arrebató el lugar que te corresponde en el panteón divino, y odias las religiones que ten han convertido en lo que actualmente. Sabes perfectamente que si encuentras al humano adecuado podrás formar un pequeño culto a tu alrededor que te haga más poderoso, y podrás saciar tu apetito sexual con tus devotas feligresas siempre que quieras, pero es arriesgado ponerse en pié y hablar en tierra cristiana, aunque la nobleza y las afueras medievales siempre tendrán un lugar para las criaturas como tú. Tu inteligencia y tu astucia son tus mejores aliadas, así que solo necesitas un pequeño séquito o un poderoso aliado para conseguir todo lo que quieras.
Rasgos
Atributos: Fuerza 4, Destreza 6, Resistencia 5, Carisma 4, Manipulación 6, Apariencia 2, Percepción 6, Inteligencia 4, Astucia 3.
Habilidades: Alerta 2, Atletismo 5, Consciencia 3, Empatía 3, Esconderse 3, Vuelo 2, Esquivar 1, Pelea 3, Acrobacias 3 (Montaña), Intimidación 5, Evasión 1, Cultura de las Bestias 3, Lenguaje Animal 2, Rastrear 3, Sigilo 2.
Elemento: Fuego (Juerguista lujurioso).
Fuerza de Voluntad: 6.
Niveles de Salud: OK x3, -1 x2, -2 x2, -3, -5, Incapacitado.
Ataques/Poderes: Mordisco (4 dados), coz o pisoteo (4 dados), Cornada (6 dados)[1], Estómago de Hierro, Sentidos Agudos (Olfato)[2], Equilibrio Perfecto[3], Aspecto Extraño (1)[4], Alas (5)[5], Armadura (1)[6], Cambiaformas (4)[7], Colmillos y Cuernos (5), Escudo Místico (1)[8], Festín de Ortigas (6), Habla humana, Mesmerismo (3)[9], Velocidad (5), Viaje Espiritual (10)[10], Vinculación (4).





[1] Cornada de Fuerza +4 tras una carga mínima de 10 metros.
[2] Resta 3 a la dificultad de cualquier tirada relacionada con el olfato.
[3] Suma 2 dados a todas las tiradas de Destreza relacionadas con el equilibrio y a todas las de absorción de daño por caídas.
[4] Posee ojos rojos que pueden brillar a voluntad y suma 1 dado a las tiradas de Intimidación.
[5] Puede cubrir hasta 20 metros por turno volando.
[6] Suma 1 dado a las tiradas de absorción por el pelaje.
[7] Puede asumir forma humanoide. Si gasta 1 punto de F.V. puede asumir la forma humana en 3 turnos.
[8] Dispone de un dado para tiradas de contramagia.
[9] Debe pasar una tirada de CAR + Intimidación (dif. 6) y conseguir éxitos igual a la F.V. del objetivo.
[10] Puede viajar al Inframundo y a las Tierras astrales.